El pensamiento es una capacidad realmente humana que te ayuda a vivir mejor cuando aprendes a no dejarte llevar al cien por cien por tus impulsos. Es decir, cuando te detienes y te tomas un tiempo para pensar qué es lo que más te conviene o sencillamente, qué es lo que más te apetece hacer. De forma curiosa, existen situaciones en las que tal vez, es mejor no pensar demasiado puesto que en caso de hacerlo nunca darías el salto a la acción. Así sucede, por ejemplo, cuando te enamoras. Puedes plantearte en tu mente tantas opciones en relación también con el rechazo o con el fracaso, que esas ideas te desmotivan a la hora de dar el paso de declarar tu amor.
Pensar es positivo porque te ayuda a vivir de una forma más consciente. Pero especialmente, es positivo aprender a pensar antes de hablar. Lo cierto es que a lo largo del día llegamos a pronunciar tantas palabras, tenemos tantos diálogos y conversaciones que nos es imposible cuantificarlas. De hecho, hoy día no sólo nos expresamos de una forma verbal y directa en el cara a cara sino que también lo hacemos a través del teléfono, el correo electrónico, un mensaje de texto o una carta.
Pensar antes de hablar te hace ser más consciente del valor de las palabras. La realidad es que una palabra mal dicha en un momento inadecuado puede herir mucho a la otra persona. En cambio, si aprendes a potenciar las caricias positivas, es decir, los elogios o las palabras de afecto verás cómo también mejora el nivel y la calidad de tus relaciones interpersonales.
Deberás hacer un esfuerzo mayor por pensar antes de hablar en un momento de ira en donde muchas veces llegas a decir cosas que no sientes en realidad movido por el mero despecho o resentimiento. Cuenta hasta diez o hasta veinte si hace falta antes de decir una palabra.
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