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miércoles, 2 de abril de 2014


DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA

Empieza tu desarrollo de la autoestima. Descubre las vertientes de la autoestima en la 

adolescencia.

La sociedad nos educa para que seamos generosos, respetuosos y brindemos afecto a quienes nos rodean: amigos, conocidos, familia, compañeros de trabajo… pero a veces se olvida de darnos las herramientas necesarias para amarnos a nosotros mismos.
Para tener éxito en lo que emprendamos, desarrollar la autoestima es fundamental. Por eso es muy necesario que aprendamos, desde niños, a querernos y respetarnos de la misma forma en que se nos ha inculcado tratar a los que más amamos.
Una persona sin autoestima se nota. ¿Por qué? Imagina que vas a una fiesta y ahí te encuentras a dos amigos: la primera es una mujer de unos 30 años. Cuando llega le dices que se ve muy bien (porque es verdad, no porque quieras quedar bien). Pero su reacción te sorprende: responde que sabe que eso no es cierto, agacha la mirada, se ruboriza…
Después te encuentras con otro conocido, un joven de 21 años. Te cuenta que no sabe qué carrera estudiar, que ha iniciado tres diferentes, pero al cabo de los pocos meses se sale, pues por los comentarios que le hacen maestros y amigos piensa que eso no es lo suyo.
¿Qué tienen en común estas dos personas? Ambas tienen la autoestima dañada. Aunque su forma de expresarlo sea diferente, nos podemos dar cuenta cómo les afecta en la forma en que se relacionan con los demás. Incluso, en las decisiones que toman.
Aunque una parte importante para desarrollar la autoestima se da durante la infancia, en tu vida adulta puedes poner muchas cosas en práctica para tener una autoestima adecuada. ¡Aquí tienes algunas ideas para hacerlo!:
Usa el sentido del Humor. Intenta ver el lado positivo de las cosas. Aprender a reírnos de nosotros mismos, de nuestros fallos y errores (que es normal cometer) es un gran paso. De igual forma, si recibimos críticas hay que evitar tomarlas como una ofensa personal.
Ante una ruptura, recuerda: las relaciones son siempre de dos. ¿Cuántas veces te has encontrado culpándote del rompimiento, pensando que eres responsable de las reacciones del otro o el motor principal de las discusiones? Sin embargo, en estos casos la responsabilidad siempre es compartida. Hazte responsable sólo de las emociones que sientas.
Toma decisiones. Un aspecto básico para desarrollar la autoestima es hacerte responsable de las consecuencias de tus actos, es decir, de saber que ciertas cosas sucederán dependiendo de las decisiones que tomes. Recuerda esta idea, aunque parezca trabalenguas: “Decidir no decidir también es una decisión”. Sé consciente de lo que eliges y aprende de los resultados.
Dale importancia a la magia de las palabras. En el libro El Mago de Terramar, de Úrsula K. LeGuin, la magia es conocer el verdadero nombre de las cosas. En nuestro mundo ocurre lo mismo, ya que las palabras son poderosas: modelan el concepto que tenemos de nosotros mismos al repetirlas constantemente. Por eso, descríbete con amabilidad y justicia, como una persona valiosa que posee virtudes y defectos únicos.
Conócete. Saber quién eres es la base para poder quererte. No basta con conocerte: acepta y respeta la persona que eres. Pregúntate quién eres y hacia dónde vas, date cuenta de los cambios que vas experimentando y desarrolla los aspectos que no te gustan tanto de ti, ¡aunque es normal que siempre haya cosas que mejorar!
Rodéate de quienes te hacen sentir bien. Convivir con gente que tenga una actitud positiva y una adecuada autoestima hará que puedas formar la tuya de manera semejante. Si la gente con la que convives tiende a descalificarte, ponerte adjetivos que te hacen sentir mal o afectan tu tranquilidad, será mejor alejarte. Aunque a veces es difícil crear esta distancia, a la larga te sentirás mucho mejor.
Desarrollar la autoestima es una labor constante, un trabajo del día a día que afecta muchas de las actividades que realizas. Atrévete a poner en práctica estas recomendaciones y te sentirás mucho mejor. Crecerás como ser humano y te será más fácil cumplir los objetivos que te plantees. ¡Manos a la obra!


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