Otro nombre que podría darse es: “El poder que transforma”. Es un poder que tiene la capacidad de transformar situaciones y conductas violentas o destructivas en experiencias constructivas y conductas cooperativas.
Este poder siempre está presente. Hay que contactarlo. No es algo que podemos usar o manipular. Nos usa a nosotros. Hay que aprender a abrirse a el.
La no violencia es la mayor fuerza de la cual dispone la humanidad. Es mas poderosa que la mas ingeniosa arma de destrucción masiva diseñada por el
hombre.
La actitud no violenta no cambia inmediatamente el corazón del opresor.
Comienza modificando el corazón y el alma de las personas que se comprometen con ella. Les da un nuevo sentimiento de respeto, revelando recursos de fuerza y coraje antes ignorados. Finalmente toca al oponente y de tal manera mueve su conciencia que la reconciliación se convierte en una realidad.
Y para tener siempre en cuenta:
“Se pone tanto énfasis en la distinción entre no-violencia y violencia, entre gente no-violenta y gente violenta. Pero en realidad no es tan fácil tomar partido de esta manera. no no puede nunca estar seguro que está completamente del lado de la no violencia o que la otra persona está completamente del lado de la violencia. La no violencia es una dirección, no es una línea divisoria. No tiene fronteras.”
Tomado de: http://paceebene.org
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