Visita nuestro site

martes, 20 de mayo de 2014

Qué hace que tengamos más o menos vitalidad?

La vitalidad está asociada a una buena salud física, ausencia de fatiga y ausencia de enfermedad. A nivel psicológico, la vitalidad refleja ausencia de conflictos psicológicos, luchas internas, tensiones emocionales, estrés o trastornos psicológicos. Las personas con problemas psicológicos difícilmente van a sentir vitalidad, porque la vitalidad se produce cuando se experimenta una sensación de sentido y significado en la vida, no cuando una persona se siente vacía perdida, desconectada, sin propósito o considera que su vida carece de sentido. Si estás invirtiendo tu energía en la lucha con conflictos internos, el estrés o la represión de problemas que no quieres ver ni tratar, es lógico que tengas menos energía para todo lo demás. La resolución de los problemas psicológicos, en cambio, está asociada a un aumento de la vitalidad.

Por este motivo, la vitalidad es algo que puede surgir de un sistema de creencias, de un modo de ver e interpretar la realidad y el mundo que te rodea. El ambiente en que una persona vive también puede mermar su vitalidad, cuando es un ambiente que produce sentimientos de ineficacia, falta de libertad, control excesivo, desconexión, alienación, etc., debido a los efectos psicológicos negativos que conllevan.

Nuestras relaciones con los demás también tienen un efecto en el nivel de vitalidad, de manera que las personas con un mayor número de contactos sociales diferentes presentan más vitalidad, así como aquellas que se sienten autónomas a la vez que apoyadas por los demás. Por supuesto, los contactos sociales conflictivos o negativos pueden tener el efecto contrario, mientras que la intimidad y sensación de conexión con los demás incrementan la vitalidad.

La enfermedad física, la defunción inmunológica y el dolor están asociados con una baja vitalidad, así como ciertos comportamientos relacionados con la salud, como fumar, mala alimentación y falta de ejercicio. Por ejemplo, una caminata rápida de 10 minutos produce un aumento de la vitalidad y una disminución de la tensión. Por el contrario, comer un dulce produce un aumento inicial de la energía y disminución del cansancio, pero dos horas después, se produce el efecto contrario, con una disminución de la energía y aumento del cansancio a un nivel más alto del inicial (antes del dulce). Esto significa que nuestra conducta tiene un efecto importante sobre nuestros niveles de energía y vitalidad.

Sin embargo, dada la importancia de nuestro propio sistema de creencias, el dolor y la enfermedad física no necesariamente producen una disminución de la vitalidad en todos los casos. Por ejemplo, de un grupo de mujeres muy mayores con discapacidad física, el 20% aproximadamente poseía una buena vialidad emocional. Entre las personas que padecen dolor, el nivel de dolor en sí mismo no disminuye la vitalidad. No tener miedo al dolor, buscar tratamiento por motivos internos en vez de externos, la sensación de control sobre el dolor, sentirse apoyado, y ser optimista son factores que contribuyen a que haya una buena vitalidad a pesar del olor.

Tomado de: http://motivacion.about.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario